Durante años las criptomonedas han sido vistas como un juego de especuladores.
Pero mientras en Occidente los inversores discutían sobre si Bitcoin era un refugio o una burbuja, en los países más pobres una revolución silenciosa ya había comenzado, sin barricadas ni manifestaciones. La necesidad agudiza el ingenio.
Al humano le sienta bien la necesidad, evoluciona mentalmente y creo que a los españoles incluso más, nos crecemos en la adversidad, lo hemos demostrado durante siglos.
Millones de personas en Nigeria, Argentina o Turquía (con una inflación por las nubes) están haciendo algo que los banqueros centrales temen, abandonando sus monedas locales y moviendo sus ahorros a stablecoins —monedas que replican al euro y al dólar dentro de un sistema descentralizado— y respaldadas en dólares, principalmente.
No lo hacen por moda. Lo hacen porque su dinero pierde valor cada día.
Sin embargo, los ciudadanos de estos países y muchos expertos no están mirando solo el precio, si las criptos valen más o menos, están mirando la migración monetaria que esta ocurriendo delante de nuestros ojos. Esa es la revolución.
Las criptomonedas se han convertido en una reserva de valor digital y finita, en un mundo definido por la devaluación continua de las monedas emitidas por los estados, por una inflación que perjudica y empobrece a los ciudadanos pero que enriquece a los estados.
Un informe de Standard Chartered, uno de los bancos más importantes en esto de los mercados emergentes, lanza una alarma monumental:
“Las stablecoins podrían extraer hasta 1 billón de dólares en depósitos de bancos en economías emergentes en los próximos tres años.”
Empiezan a estar acojonados.
Es decir, una parte significativa del dinero que hoy circula por los bancos tradicionales podría desaparecer hacia el universo cripto, sin pasar por el sistema financiero tradicional.
Ya no se trata de especulación, se trata de supervivencia económica.
Y esto no les gusta a los banqueros centrales, ni a los estados.
Pero cuando vives en un país donde la inflación anual supera el 100 % y no confías en los bancos ni en tu moneda, ni mucho menos en tu estado o gobierno, ocurre lo que ocurre.
Y ahí entran las stablecoins. Con un simple teléfono móvil y una app de un exchange, un trabajador argentino puede convertir sus pesos en USDT o USDC, y proteger su salario en dólares digitales, sin necesidad de abrir una cuenta en EE. UU. o ir hasta allí.
Ese movimiento individual, multiplicado por millones de personas, está drenando liquidez del sistema bancario local.
La fuga de depósitos puede alcanzar dimensiones estratosféricas: hasta 1 billón de dólares en tres años.
Y esto tampoco les gusta a los que mandan en el mundo.
Es el equivalente al 5–7 % de los depósitos bancarios de todos los mercados emergentes.
Todo este terremoto está ocurriendo con epicentro en Asia del Sur, África y Hispanoamérica, principalmente.
Los bancos de esos países se están quedando sin base de depósitos, lo que encarece el crédito y frena el crecimiento económico. Es decir, menos dinero para prestar significa menos financiación para pymes, viviendas o infraestructuras y menos márgenes de beneficios, claro.
Al mismo tiempo, cada dólar digitalizado termina reforzando al sistema financiero estadounidense, ya que las reservas de las stablecoins se mantienen principalmente en bonos del Tesoro de EE. UU.
En el pasado, la “dolarización” requería decisiones políticas, de arriba a abajo, por ejemplo en Ecuador en 2000, en Panamá hace un siglo o en El Salvador con el Bitcoin.
Pero ahora ocurre desde abajo hacia arriba, sin permiso de nadie. Los ciudadanos simplemente optan por el dólar digital no porque crean en la blockchain (probablemente no saben ni lo que es ni como funciona) si no porque desconfían de sus gobiernos y de sus banqueros, de momento principalmente en Hispanoamérica, África y el sur de Asia, pero la situación tiene todo el aspecto de ser como una mancha de aceite que se va extendiendo por todo el mundo.
Y este cambio de mentalidad no se limita a los individuos. Comerciantes, exportadores, freelancers y pequeñas empresas ya operan en stablecoins para pagar a sus proveedores, para recibir remesas o para ahorrar. La economía informal se está internacionalizando, se está descentralizando, intenta desvincularse del sistema tradicional.
Mientras tanto, los bancos centrales observan impotentes cómo su política monetaria pierde eficacia, pero dispuestos a dar la batalla.
Ya no basta con subir tasas o restringir el crédito, el dinero se puede escapar con un simple clic.
Los ganadores están claros:
- Emisores como Tether (USDT) y Circle (USDC)
- El Tesoro de EE. UU., que recibe miles de millones en una demanda extra de bonos
- Los ciudadanos que lo han visto venir y logran proteger su poder adquisitivo
También los perdedores:
- Los bancos locales y centrales, los gobiernos y los sistemas de pago tradicionales
- Y, por extensión, las economías que más estabilidad necesitan
El fenómeno de las stablecoins no es solo una moda cripto, es una migración masiva de confianza.
Esa es la palabra clave: CONFIANZA
¿Confías en el sistema tradicional de pagos?
¿Confías en los Bancos centrales y en su emisión de moneda masiva, respaldada por nada?
¿Confías en unos estados cada vez más intervencionistas?
Respóndete tú mismo.
Gente de todo el mundo está diciendo, sin palabras, pero con hechos:
“No confío en mi moneda. No confío en mi gobierno. Confío en el dólar, aunque sea digital.”
Y si todavía piensas que las stablecoins son solo “cripto para frikis”, entonces es que todavía no te has enterado de nada. Que es lo que ellos (los perdedores, los que siempre han ganado) quieren.
¿Es una locura?, ¿es una burbuja? NO
Es el principio del fin de un sistema monetario que lleva años empobreciendo a sus sacrificados tenedores. El mismo sistema que pasó de estar respaldado por el oro a no estar respaldado por nada, por la confianza en unos estados y en unos bancos centrales superpoderosos, supercentralizados y superpolitizados.
Es el principio del fin de las monedas fiat, esas que emiten los bancos centrales, es una sublevación de la ciudadanía frente a un sistema de opresión fiscal y un robo a gran escala, coercitivo y permitido durante años por los políticos que también han sido beneficiados por el sistema.
Pero recordemos brevemente como fue todo este proceso, como el dólar pasó de estar respaldado por oro a ser una moneda fiat (palabra que proviene de confianza):
- 1900: Se fija que 20,67 $ = 1 onza de oro. Los billetes de dólar podían canjearse por oro físico y así lo indicaban: “Payable to the bearer on demand in gold.”
- 1933: Roosevelt prohíbe tener oro (Executive Order 6102). Los ciudadanos debían entregarlo a la Fed y recibían 20 $/onza (ahora está a más de 4.000 $/onza). Multas de hasta 10.000 $ y 10 años de cárcel si no lo hacías.
- 1934: Una vez adecuadamente confiscado, el Gobierno sube el precio a 35 $/onza, así porque ellos pueden. Le dice a la Fed que emita dinero con cargo a la nueva valoración y como consecuencia el dólar se devalúa un 75 %.
- 1944: Acuerdos de Bretton Woods, se establece un nuevo orden económico mundial, en teoría para evitar la inestabilidad y el proteccionismo que llevaron a las guerras mundiales. Adiós al patrón oro-dólar, el oro se fija en 35 $/onza, pero EE. UU. se encarga de guardar el oro de otros países. Las demás divisas se fijan al dólar, por lo que el dólar se convierte en la divisa de reserva global.
- 1960s: EE. UU. imprime más dólares de los que puede respaldar, tiene guerras por diversas partes del mundo y necesita cash. Francia y Alemania piden repatriar su oro (a 35 $/onza).
- 1971: Nixon Shock, se suspende la convertibilidad del dólar en oro. El dólar pasa a ser moneda fiat, no respaldada ni limitada por nada físico y obviamente la impresión monetaria en manos de los políticos se dispara causando inflación -> hay más dólares persiguiendo los mismos activos; la oferta y la demanda, hay más demanda por lo que la oferta es más cara.
- Lo que se presentó como una “medida temporal”… sigue vigente 80 años después. Y en estas estábamos, hasta que aparecieron las criptomonedas, las stablecoins.
Por tanto, las stablecoins no solo te servirán para protegerte de gobiernos confiscadores como el de EE. UU. de 1934, y de bancos centrales manipuladores, si no que también te servirán para ganar dinero. Al margen de lo que digan unos y otros, que intentaran meterte miedo, desconfianza, dudas, que si los hackers, que si empresas en paraísos fiscales, etc.
¿Y cómo se hace esto?
Mediante las finanzas descentralizadas que le van ganando terreno poco a poco a las finanzas de toda la vida.
Los bancos ya se han dado cuenta y están cambiando, no por gusto, porque saben lo que se avecina.
Pero mucha gente todavía no se ha enterado y siguen pensando que todo es igual a como era hace 5 o 10 años. Y esto no es bueno para ellos ni para ti.
Dos ejemplos recientes:
- En 2024 las stablecoins movieron más dinero que Visa y Mastercard juntas.
- Swift la red que conecta más de 11.500 bancos en todo el mundo y que sirve para hacer las transferencias internacionales, el pasado 29 de septiembre anunció que van a empezar a desarrollar su nuevo sistema de pagos sobre una blockchain de la red Ethereum.
Por tanto, las stablecoins se han convertido en una herramienta para gestionar la liquidez y para ganar lo que no has ganado ni ganaras nunca en tu banco tradicional.
Con las nuevas cuentas y depósitos, puedes depositar tus USDC en segundos, recibes rentabilidad sin salirte de un entorno regulado, todo se gestiona con transparencia y con el respaldo de activos reales.
Todo lo contrario a lo que solía ocurrir hasta la actualidad, demoras injustificables en los movimientos monetarios, rentabilidad casi nula, opacidad máxima, etc. y todo para que los ciudadanos no se enteren de lo que están haciendo con su dinero.
¿Y sabes qué es lo mejor?
Que no tienes que mover un dedo más allá de decidirte a dar el paso.
Porque la mayoría de la gente se queda esperando. Dudando. Se entretienen con auto-excusas sofisticadas para no actuar, auto-engañándose.
Pero mientras tanto, la inflación trabaja a favor de los bancos y de los estados, y en contra de los ciudadanos, en contra de ti.
Y las oportunidades pasan. Y los que hasta ahora han decidido ganan, más todavía.
No es un experimento.
Es un cambio estructural enorme, que lleva años gestándose.
Los bancos no se están moviendo hacia este nuevo sistema por convicción, se mueven porque no les queda otra opción. O se mueven… o los barren del mercado.
Y en el caso de cada persona es lo mismo, o te mueves o te destrozan económicamente, los de siempre.
¡VIVA LA CONFIANZA! y la LIBERTAD para hacer con tu dinero lo que te apetezca sin que un estado o un banco central venga a decirte que es lo que puedes o no hacer o gastar, como si fueras un niño.
La libertad y la confianza se parecen, ambas nacen cuando empezamos a controlar nuestra vida y dejamos de creer en el sistema de siempre, el tradicional, el de papa estado, el superhiperregulado y controlado políticamente y donde han ganado los de siempre.
“Si buscas resultados diferentes, haz cosas distintas”, parece que lo dijo Albert Einstein. Pues eso.
César J. Pollo - 2025 ©