sábado, 5 de julio de 2025

EL ZORRO COMO VECTOR LIMITADOR DE LA ENFERMEDAD DE LYME


UN ENFOQUE ECOLÓGICO PARA EL CONTROL DE UNA ZOONOSIS


La enfermedad de Lyme, causada por la bacteria Borrelia burgdorferi y transmitida principalmente por garrapatas del género Ixodes, es una de las zoonosis más prevalentes en el hemisferio norte. Su incidencia ha aumentado en regiones como Europa, América del Norte y partes de Asia, debido a factores como el cambio climático, la urbanización y el aumento de actividades al aire libre.

En este contexto, el zorro rojo (Vulpes vulpes) emerge como un actor ecológico clave en la limitación de esta enfermedad, al actuar como un depredador natural de los roedores que sirven como reservorios primarios de la bacteria.

Intentare explicar el papel del zorro en el control de la enfermedad de Lyme, analizando las evidencias científicas recientes y abordando las implicaciones de su conservación en la salud pública.


La enfermedad de Lyme: Epidemiología y transmisión

La enfermedad de Lyme es una infección bacteriana multisistémica que afecta a la piel, las articulaciones, el sistema nervioso y, en casos graves, el corazón. Se transmite principalmente por la picadura de garrapatas del género Ixodes, como Ixodes scapularis en América del Norte y Ixodes ricinus en Europa.

Los roedores, especialmente el ratón de patas blancas (Peromyscus leucopus) en América del Norte, son los principales reservorios de Borrelia burgdorferi, ya que las garrapatas adquieren la bacteria al alimentarse de estos animales durante su fase larvaria o ninfal. La enfermedad presenta síntomas como el eritema migratorio, fiebre, fatiga y, en etapas tardías, complicaciones neurológicas y articulares. En España, la incidencia ha aumentado, especialmente en las regiones del norte, debido al mayor contacto humano con los hábitats de las garrapatas.

A nivel global, se estima que en Estados Unidos se reportan entre 240.000 y 440.000 casos anuales, mientras que en Europa la prevalencia también es significativa, especialmente en áreas boscosas y rurales, el número de casos notificados en Europa aumenta desde principios de la década de 1990, haciéndolo también su distribución geográfica. Los hospedadores de las garrapatas (los roedores) están expandiendo su rango a altitudes y latitudes cada vez más altas, lo que sugiere que la enfermedad de Lyme seguirá siendo un importante problema de salud en las próximas décadas.

Algunos autores han estimado la incidencia de la enfermedad en 56,31 casos por 100.000 habitantes en Europa occidental.

Factores como el aumento de las temperaturas, que favorece la expansión de las poblaciones de garrapatas, y el incremento de las actividades recreativas al aire libre, han acrecentado el riesgo de infección.


El papel ecológico del zorro rojo como depredador

El zorro rojo (Vulpes vulpes) es un carnívoro oportunista cuya dieta incluye en gran medida pequeños roedores, como ratones y conejos, que constituyen más del 75% de su alimentación en muchas regiones. Estos roedores son los principales huéspedes de las garrapatas en sus primeras etapas de vida, lo que los convierte en vectores clave en la transmisión de Borrelia burgdorferi.

Estas bacterias se encuentran de forma natural en pequeños roedores, las garrapatas pican a estos pequeños mamíferos para realizar la primera muda de su ciclo vital, picando para la segunda o la tercera a un mamífero de mayor tamaño, como por ejemplo el ser humano o los grandes ungulados (ciervos, gamos o corzos). Los zorros suelen depredar sobre los pequeños mamíferos.

Al reducir las poblaciones de roedores, los zorros disminuyen indirectamente la densidad de garrapatas infectivas en un ecosistema, actuando como un "vector limitador" de la enfermedad de Lyme.

En Europa podemos encontrar densidades de población de zorro que oscilan entre 0.08 zorros/Km² en los lugares con menos densidad, a los 3-4 zorros Km² en lugares con abundancia de recursos naturales. En zonas urbanas la densidad se puede disparar hasta los 30 zorros/Km².

En el valle del Ebro en Aragón se han estimado densidades entre 0,8 zorros/km2 en zonas de secano y 2,5 zorros/km² en las zonas de regadío. En la Reserva de Doñana se estimaron densidades de 1,4-1,7 zorros/km². En la Serra da Malcata (Portugal), la abundancia de zorros varía entre 0,74 y 0,91 zorros/km². En la sierra de Baza la abundancia de zorros jóvenes fue 0,9 individuos/km² y la de adultos de 1,6 individuos/km²



Investigaciones recientes sobre el impacto del zorro

Investigaciones recientes han profundizado en la relación entre los depredadores y la enfermedad de Lyme. Un estudio publicado en 2019 en los Países Bajos, mostró que los ecosistemas con poblaciones estables y mayor presencia de depredadores como el zorro rojo, presentan tasas más bajas de infección por Borrelia burgdorferi en comparación con áreas donde estos depredadores son escasos o han sido eliminados debido a la caza.

En concreto y de forma sorprendente, encontraron que las poblaciones de pequeños mamíferos se mantenían estables, pero que la cantidad de garrapatas que tenían sobre sus cuerpos era mucho menor si existía una óptima densidad de depredadores en el ecosistema, y viceversa. También disminuía el porcentaje de garrapatas infectivas en el medio, es decir, con la bacteria causante de la enfermedad de Lyme.

La dinámica trófica consistente en la reducción y control de las poblaciones de roedores reservorios, mediante la interrupción del ciclo enzoótico de la bacteria, limita la probabilidad de que las garrapatas infectadas lleguen a humanos o animales domésticos. Este rol ecológico es particularmente relevante en áreas donde la biodiversidad está más intacta, ya que la presencia de los depredadores naturales contribuye a mantener las poblaciones de roedores en equilibrio.

Este hallazgo sugiere que la conservación de depredadores como el zorro podría ser una estrategia efectiva para mitigar el riesgo de enfermedades zoonóticas.

En Norteamérica, estudios similares han explorado el papel de depredadores en el control de roedores reservorios. Por ejemplo, un trabajo publicado en Frontiers in Public Health (2014) destaca que la biodiversidad, incluyendo la presencia de depredadores como zorros, coyotes y aves rapaces, puede reducir la prevalencia de la enfermedad de Lyme al disminuir la densidad de huéspedes competentes para la bacteria. Sin embargo, estos estudios también señalan que la fragmentación del hábitat y la caza de depredadores pueden incrementar las poblaciones de roedores, exacerbando el riesgo de transmisión.

Otras publicaciones destacan la importancia de proteger a los zorros para prevenir enfermedades zoonóticas, lo que ha hecho que múltiples asociaciones aboguen contra la caza indiscriminada de zorros, argumentando que su eliminación podría tener consecuencias negativas para la salud pública. Estas discusiones reflejan una creciente conciencia sobre el rol ecológico de los depredadores en la mitigación de enfermedades.


Controversias y desafíos en la conservación del zorro

A pesar de su importancia ecológica, el zorro rojo enfrenta amenazas significativas, incluyendo la caza y la percepción negativa en algunas comunidades rurales.

En muchas regiones, los cazadores argumentan que el zorro puede ser un problema para las actividades agropecuarias y para la repoblación de especies cinegéticas, como liebres o perdices, lo que ha llevado a cacerías organizadas. Sin embargo, otros grupos y algunos científicos sostienen que no existen datos concluyentes que demuestren que una superpoblación de zorros tenga un impacto significativo en la agricultura, y que su control debería basarse en estudios técnicos rigurosos en lugar de prácticas cinegéticas tradicionales.

Otro desafío es la percepción de los zorros como transmisores de enfermedades, como la rabia o la sarna. Es cierto que, en el caso del zorro rojo, su presencia supone un riesgo en caso de un repunte de la rabia porque, estos, también son portadores asintomáticos en muchos casos, pero con la vacunación de un número suficiente de zorros y unas medidas de seguridad mínimas, la rabia ha permanecido erradicada de Europa durante décadas.

Desde 2013 solo se han notificado 6 casos, todos ellos contraídos fuera de Europa.

En cuanto a la caza del zorro no parece servir para disminuir sus poblaciones, como han podido comprobar en Sarre y Luxemburgo. Luxemburgo dejó de cazar sus zorros en 2015, mientras que la región Alemana de Sarre (de similar tamaño y densidad poblacional de zorros) no lo hizo. La población en ambos lugares permaneció estable con el tiempo, los zorros de Sarre tenían más crías pero se dispersaban más.

Es más, en Luxemburgo, los datos muestran que ha disminuido la prevalencia de la llamada tenia del zorro (Echinococcus multilocularis), que potencialmente puede afectar a humanos (si se consume la carne o se entra en contacto con heces contaminadas), se ha pasado de un 40% de prevalencia en 2014, a un 25% en 2017.

En toda Alemania se ha comprobado que, a pesar del aumento de la población de zorros, los casos de rabia se mantenían a cero y que la sarna se sitúa por debajo del 5%.

En países como España, donde la rabia selvática no está presente, estas preocupaciones son menos relevantes, la sarna es tratable y es menos probable de transmitirse desde zorros silvestres que desde mascotas. Por lo tanto, los beneficios de los zorros como depredadores de roedores superan ampliamente los riesgos potenciales, siempre que se implementen estrategias de monitoreo y control sanitario.


Implicaciones para la salud pública y la conservación

Por tanto, la conservación del zorro rojo no solo tiene beneficios ecológicos, sino también implicaciones directas para la salud pública. Proteger las poblaciones de zorros puede ser una estrategia rentable y sostenible para reducir la incidencia de la enfermedad de Lyme, especialmente en áreas endémicas.

Esto implica la necesidad de políticas de conservación que equilibren las demandas de las comunidades rurales con la protección de la biodiversidad. Por ejemplo, el desarrollo de planes de gestión para los cotos de caza que incluyan estudios técnicos sobre las poblaciones de zorros, podrían ayudar a tomar decisiones informadas sobre su manejo.

Además, la educación sanitaria es crucial para prevenir la enfermedad de Lyme. Medidas como evitar áreas infestadas de garrapatas, usar repelentes y realizar revisiones corporales después de actividades al aire libre son recomendadas por los Centros de Control y otras autoridades sanitarias. Sin embargo, estas medidas preventivas podrían complementarse con estrategias ecológicas, como la conservación de depredadores naturales, para reducir el riesgo a largo plazo.

Probablemente, la mejor política para mantener la biodiversidad de nuestros ecosistemas y la política para mantener la salud pública sean mucho más coincidentes de lo que algunos habíamos pensado.


Algunas conclusiones

Los estudios demuestran que el zorro rojo desempeña un papel esencial como vector limitador de la enfermedad de Lyme al controlar las poblaciones de roedores que actúan como reservorios de Borrelia burgdorferi.

La mayoría de los patógenos zoonóticos están albergados por animales silvestres que ocupan niveles tróficos bajos. La eliminación de sus principales depredadores y la consiguiente reestructuración de sus comunidades, pueden aumentar el riesgo de las enfermedades zoonóticas. La depredación de los hospedadores del reservorio juega un papel clave en la supresión/reducción de estas enfermedades.

Un caso paradigmático de aparición/aumento de enfermedades que está impulsado por los cambios que se están produciendo en las comunidades silvestres, es la enfermedad de Lyme.

Las evidencias científicas, respaldadas por estudios en Europa y América del Norte, sugieren que la presencia de zorros en los ecosistemas reduce la incidencia de esta zoonosis, destacando una vez más la importancia de la biodiversidad en la salud pública. En este sentido los zorros juegan un papel ecológico crucial como "reguladores naturales" del ciclo de transmisión de la enfermedad de Lyme. Su presencia ayuda a mantener el equilibrio en los ecosistemas y puede ser una herramienta indirecta pero efectiva en la prevención de enfermedades zoonóticas.

La probabilidad de transmisión de zoonosis que afectan a los humanos está íntimamente ligada a la presencia de pequeños animales. Si las densidades de población de éstos se disparan porque no conseguimos mantener los ecosistemas adecuadamente o eliminamos potenciales depredadores, lo que estamos haciendo es tirar piedras sobre nuestro propio tejado.




Un ecosistema sano regula naturalmente a las garrapatas, pero cuando rompemos sus equilibrios, se multiplican. Son necesarios un suelo vivo, depredadores naturales, un manejo ganadero consciente y sostenible y control biológico.

Gran parte del ciclo de las garrapatas ocurre en el suelo y entre la hojarasca, hay nacen, mudan y esperan para engancharse a un huésped. Ahí abajo las controlan las arañas, los escarabajos, los ácaros, las hormigas,... Pero este ejercito natural está desapareciendo debido a los pesticidas, herbicidas, antiparasitarios como la ivermectina que están acabando con sus depredadores naturales en esa fase "terrestre".

Muchos escarabajos no solo reciclan nutrientes, también se alimentan de huevos y larvas de garrapatas, cuando desaparecen, las garrapatas ganan terreno.

Después viene la fase "aérea" cuando se aferran a algún roedor para realizar la primera muda de su ciclo vital, picando para la segunda o la tercera a un mamífero de mayor tamaño, los humanos, corzos, ciervos,... Los zorros suelen depredar sobre pequeños mamíferos, si quitamos los zorros (y su capacidad de limitador), las poblaciones de roedores se incrementan y con ellos la densidad de garrapatas infectivas en el ecosistema.

Los cambios en la abundancia de los depredadores pueden tener efectos en cascada en el riesgo de enfermedades transmitidas por garrapatas. La aparición de estos efectos como consecuencia de la actividad de los depredadores requiere la consideración y, en su caso, la protección de especies depredadoras como el zorro rojo.

Sin embargo, la conservación de los zorros enfrenta muchos desafíos relacionados con las actividades humanas y con las percepciones culturales tradicionales, en muchos lugares de Europa esta especie es perseguida, lo que subraya la necesidad de políticas basadas en datos científicos y campañas de educación pública.

Al integrar la conservación de los depredadores con las estrategias de prevención sanitaria, será posible mitigar el impacto de algunas zoonosis, como la enfermedad de Lyme, de manera sostenible, beneficiando tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas.


Algunas referencias bibliográficas y en medios de comunicación

Agencia SINC. (2025). Garrapatas y enfermedad de Lyme, una plaga creciente en España.

CDC. (2018). Preguntas frecuentes sobre la enfermedad de Lyme.

Chautan, M., Pontier, D., & Artois, M. (2000). Role of rabies in recent demographic changes in red fox (Vulpes vulpes) populations in Europe. Mammalia, 64(4), 391-410.

European Centre for Disease Prevention & Control (2017). Annual Epidemiological Reports. Stockholm: ECDC.

Elsevier. (2019). Enfermedades producidas por Borrelia.

Gruber, V. (2019). Success for fox hunting ban in Luxembourg. European Widerness Society.

Hoffmann, M. & Sillero-Zubiri, C. (2016). Vulpes vulpes. The IUCN Red List of Threatened Species. http://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.20161.RLTS.T23062A46190249.en.

Hofmeester, T. R., Jansen, P. A., Wijnen, H. J., Coipan, E. C., Fonville, M., Prins, H. H., ... & van Wieren, S. E. (2017). Cascading effects of predator activity on tick-borne disease risk. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 284(1859), 20170453.

La Voz de Galicia. (2019). El zorro se hace necesario como vector limitador de la enfermedad de Lyme.

Levi, T., Kilpatrick, A. M., Mangel, M., & Wilmers, C. C. (2012). Deer, predators, and the emergence of Lyme disease. Proceedings of the National Academy of Sciences, 109(27), 10942-10947.

López-Martín, J. M. (2017). Zorro  – Vulpes vulpes. En: Enciclopedia Virtual de los 
Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales,  Madrid. http://www.vertebradosibericos.org

Miranda, I. (2019). Ni la superpoblación del zorro salva a la caza de las críticas de los animalistas. ABC.

Molinero, A.G. (2019). La caza del zorro: Un error medioambiental y epidemiológico. Archivos de la Quimera de Gupta.

NIH MedlinePlus Magazine. (2021). En la primera línea contra la enfermedad de Lyme.

Romani, L., Steer, A. C., Whitfeld, M. J., & Kaldor, J. M. (2015). Prevalence of scabies and impetigo worldwide: a systematic review. The Lancet infectious diseases, 15(8), 960-967.

Steere, A. C., Strle, F., Wormser, G. P., Hu, L. T., Branda, J. A., Hovius, J. W., ... & Mead, P. S. (2016). Lyme borreliosis. Nature Reviews Disease Primers, 2, 16090.

Sykes, R. A., & Makiello, P. (2016). An estimate of Lyme borreliosis incidence in Western Europe. Journal of Public Health, 39(1), 74-81.


César J. Pollo - 2025  ©

viernes, 27 de junio de 2025

CENSO DE LOBO EN ESPAÑA 2021-2024

 El número de grupos estables en España pasa de 297 a 333 en una década lo que supone un total entre 1.300-1.600 ejemplares

El nuevo censo ha sido realizado por las CCAA entre los años 2023 y 2024, excepto Galicia que lo hizo en 2021 y 2022, y coordinado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Los resultados se pusieron en común en abril de 2025, para evitar el doble conteo de los grupos reproductores compartidos por distintas comunidades.


El nuevo censo nacional del lobo estima que en España existen 333 manadas (entre 1.300 y 1.600 individuos), lo que supone un 12% (36 grupos más) de incremento con respecto al anterior conteo realizado hace más de una década.

Esta cifra queda lejos (un 33% por debajo) de las 500 manadas que según los científicos consideran necesarias en la península Ibérica para garantizar la viabilidad genética de esta especie, que implicaría su supervivencia a largo plazo, indica el Ministerio para la Transición Ecológica. Para llegar a esa situación, faltarían unas 100 manadas en la península, teniendo en cuenta que en Portugal existen alrededor de 60.

Todo ello a pesar de haber disfrutado, entre 2021 y 2024, de una protección estricta en todo el territorio, ahora desaparecida.

Fuentes ministeriales aseguran que con estos datos la situación del lobo “es desfavorable” en España. Una conclusión que han trasladado a las CCAA en la Comisión Sectorial de Medio Ambiente y que enviarán a Europa en el informe sexenal sobre el estado de esta y otras poblaciones protegidas a finales de julio.


Según el MITECO “Se trata de un aumento de población moderado

 


En la Unión Europea, Blanco & Sundseth estimaron en 2023 una población de unos 20.300 lobos, es decir 900 más que los 19.400 lobos estimados por Boitani et al. (2022) un año antes. Esto representa un incremento del 4,6% anual, es decir, una tasa acumulada del 57,1% en una década. 


El resultado es que los lobos europeos crecen a una tasa entre 5 y 6 veces superior a la de los españoles. Si tomamos las tasas más elevadas de Europa, este porcentaje se multiplica. Por ejemplo, entre 2000 y 2015, los lobos de Alemania crecieron un 36,5% anual, lo que permitió pasar de una pareja de lobos en el año 2000 a 67 manadas en 2015.


Se trata de un aumento de población moderado”, establecen los técnicos del Ministerio de Transición Ecológica, encargado de recopilar los datos autonómicos.

La situación del lobo es estable con esa expansión moderada en los límites de su área de distribución”, señalan.

El mapa actual del lobo refleja que Galicia, Castilla y León, Asturias y Cantabria componen el grueso de la población y que País Vasco, Castilla-La Mancha, La Rioja, Euskadi y Extremadura (donde se ha detectado una manada estable por primera vez en décadas) son territorio de expansión.


Todas las CCAA donde había presencia lobuna estable en el censo 2012-2014 han incrementado el número de manadas. “En general, se observa mayor expansión del número de manadas en los bordes del área de distribución estable de la especie, hacia el este y sureste, en especial en los límites autonómicos de Castilla y León, compartiendo territorio con Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, La Rioja y País Vasco”, dice el análisis del Ministerio.

Por otro lado, añaden, “hay una estabilización de sus efectivos en las áreas de distribución histórica de la especie: Galicia, Asturias y Castilla y León”.

Los datos parecen indicar que la especie casi no se expande en España e incluso retrocede en Portugal (con un 23 % menos de área con presencia de la especie en las dos últimas décadas, según el censo oficial portugués publicado a finales de 2024), estando muy lejos de su área histórica de distribución (a mediados del siglo XIX el lobo estaba presente en todas las provincias españolas), el triple de sus territorios actuales.

El nuevo censo da por extinguida la especie en Andalucía, la única población de lobos desaparecida en Europa en tiempos recientes.

Además, en Catalunya y Aragón existe una presencia esporádica de lobos sin que se haya constatado reproducción de la especie. “Los datos del censo servirán para establecer el estado de conservación del lobo. Si es favorable o desfavorable”, aclaran en Transición Ecológica.

La creciente presencia de lobos solitarios en Cataluña y Aragón, que llegan de manera natural desde el otro lado de los Pirineos procedentes de la población alpina, puede suponer un importante salvavidas genético para la población ibérica.

El MITECO insiste: “No puede cazarse”.

Fuentes del Ministerio explican que “el umbral mínimo de viabilidad de una especie lo marca la ciencia, no es algo político y para el caso del lobo, lo han trazado en esas 500 manadas”. También han insistido en que “no es posible alcanzar esa cifra en el territorio actual” porque la propia especie se autolimita: donde hay una manada no puede haber otra”. Así que, “para llegar a 500 manadas es necesario que la especie recupere espacios de donde fue exterminado”, señalan en Transición Ecológica.

Justo en la semana en la que se conocen al fin los datos del censo desarrollado entre 2021 y 2024, se ha oficializado la rebaja de protección del lobo en la Unión Europea. La medida hace que, entre otras poblaciones del continente, las manadas al sur del río Duero (que no podían cazarse) puedan ser objeto de “medidas de gestión”, es decir, que puedan cazarse ejemplares como parte del manejo de la especie.

Sin embargo, aunque Europa ha bajado la protección de la especie ―poniéndola en el anexo V de la Directiva Hábitats―, si sigue estando en estado de conservación desfavorable, no se le podrían aplicar medidas de gestión como la caza o la extracción de ejemplares, “porque no se permite mejorar a la especie” señalan en el Ministerio.

Esto activa en España una disposición legal prevista en la Ley de desperdicio alimentario que obliga a eliminar al lobo ibérico al sur del Duero del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE) cuando la UE rebajara el estatus de Canis lupus, como acaba de ocurrir.

Sin embargo, el MITECO considera que, al estar la especie en estado desfavorable en el conjunto del territorio español, eso “impide que se le apliquen medidas de gestión cinegética, medidas letales” aunque sea en zonas determinadas, destacan.

Consideran “completamente contraproducente” la gestión de la especie con métodos letales.

Actualmente, entre las cinco grandes poblaciones europeas de lobos, la ibérica presenta la menor diversidad genética, el coeficiente de endogamia más elevado y la riqueza alélica más baja, lo que podría comprometer su capacidad adaptativa y su viabilidad a largo plazo.

No pueden cazarse lobos”, insisten, porque “el Tribunal de Justicia de la Unión Europea estableció en julio de 2024 que, con independencia de la situación de la especie en una región geográfica concreta, se debe aplicar a toda la especie el peor estado que tenga en algún sitio”. Es decir, si el lobo presenta un mal estado en partes de la península, toda la especie en España debe ser gestionada como en mal estado.

La desprotección de la especie en España se ha llevado a cabo recientemente mediante la inclusión de enmiendas en esa norma, para evitar que se desperdicie comida. Ya han sido utilizadas por los gobiernos autonómicos de Asturias y Cantabria para autorizar la caza de ejemplares hasta rebajar en un 15% y un 20%, respectivamente, las poblaciones en sus territorios. Los permisos suman casi cien lobos.

Ese nivel de muertes “equivaldría a hacer desaparecer unas 20 manadas con lo que eliminaría todo el progreso de población que refleja este nuevo censo”, estima Hugo Morán (Secretario de Estado de Medio Ambiente) quien considera que paralizar estos planes “depende de los tribunales en aplicación del criterio del Tribunal Europeo”. Sin embargo, los jueces no están siguiendo un criterio uniforme, mientras sí han parado cautelarmente la medida propuesta por Galicia no ha sido así en Cantabria.

Dado que se ha regresado a la situación anterior, el Ministerio ha anunciado que no va a pagar ninguna indemnización por los daños que produzcan los lobos ―coste que asumió el Estado tras la protección del lobo en todo el territorio en 2021―. Lo tendrán que abonar las CCAA, aunque el Ministerio continuará ofreciendo 20 millones €, pero para otras herramientas de gestión de la especie distintas a su caza.

Saber cuántos lobos hay es una tarea muy difícil. El método utilizado normalmente es estimar el número de unidades reproductoras (las manadas), para lo cual hay que intentar descubrir las camadas de cachorros en verano y otoño o las hembras reproductoras, que se caracterizan por tener las mamas muy desarrolladas en primavera y verano.

Los resultados de las estimas de las manadas de lobos están influidos por la disponibilidad de recursos, los criterios de cada grupo de trabajo, las características de la zona, la información previa existente, el uso de métodos complementarios (lobos radiomarcados, fototrampeo, herramientas genéticas, etc.). La escasa detectabilidad de los lobos hace que estas estimas sean imprecisas, por lo que hay que tomar las comparaciones entre distintas evaluaciones de diferentes épocas con enormes precauciones.

En este nuevo censo nacional, los criterios para determinar las manadas reproductoras no han sido homogéneos en todos los casos. Pero no es fácil usar en el campo métodos homogéneos en toda España, un país muy heterogéneo, paisajística, orográfica, climatológica y demográficamente hablando, estas carencias metodológicas hacen que sea necesario tomar los datos con cautela.

En las comunidades donde los lobos son abundantes, los estudios han sido realizados o asesorados por reconocidos especialistas externos, con la excepción de la Comunidad de Cantabria, donde el censo de 2024 parece haber sido realizado íntegramente por el personal de la administración regional.


Esas carencias han sido suplidas, al menos en las zonas hasta donde yo conozco, por la profesionalidad de los agentes, celadores, guardas, técnicos, etc., que han ofrecido generosamente su esfuerzo y tiempo en el campo, haciendo recorridos, esperas, escuchas, etc., por toda la superficie de las comarcas que tenían asignadas, ellos son los verdaderos “protagonistas” de este censo.

EL ZORRO COMO VECTOR LIMITADOR DE LA ENFERMEDAD DE LYME

UN ENFOQUE ECOLÓGICO PARA EL CONTROL DE UNA ZOONOSIS La enfermedad de Lyme , causada por la bacteria Borrelia burgdorferi y transmitida pri...