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domingo, 22 de junio de 2025

HISPANOCEANÍA: LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES EN EL PACÍFICO ECUATORIAL


La historia naval española en el océano Pacífico puede ser considerada como una de las mayores epopeyas de la exploración humana. Los navegantes españoles, desde el descubrimiento del Pacífico por Vasco Núñez de Balboa en 1513 hasta las expediciones de Magallanes-Elcano (1519-1522) y Fernández de Quirós (1607), cartografiaron y nombraron numerosos archipiélagos, como las Filipinas, Marianas, Carolinas, Salomón, Marquesas, y otros, en un período de apenas 86 años. 

Este esfuerzo fue una hazaña monumental si lo comparamos con los de navegantes posteriores, como James Cook. Fue realizada con recursos limitados, barcos rudimentarios y sin los instrumentos modernos disponibles en siglos posteriores, convirtiendo al Pacífico en el "Lago Español" durante los siglos XVI y XVII, una era de hegemonía marítima española.




Las exploraciones españolas iniciadas con Balboa continuaron con expediciones como la de Magallanes-Elcano, que circunnavegó el globo y avistó Guam en 1521. Otros navegantes, como Álvaro de Saavedra, Ruy López de Villalobos y Miguel López de Legazpi, ampliaron el conocimiento geográfico del Pacífico estableciendo nuevas rutas comerciales.

Estas exploraciones no solo confirmaron la esfericidad de la Tierra, sino que también facilitaron la primera globalización al establecer rutas comerciales, como el tornaviaje descubierto por Andrés de Urdaneta, que conectaba Asia con América, con barcos que navegaban en solitario por este vasto océano, nombrando islas y mares con nombres de reyes, reinas, virreyes y santos españoles.

Sin embargo, en el siglo XIX, la posición de España en el Pacífico se debilitó debido a conflictos europeos y a los procesos de independencia en América, lo que llevó a la pérdida de control sobre muchos territorios. La hipótesis basada en el trabajo de Emilio Pastor (1948), sostiene que ciertos atolones y arrecifes en Micronesia, como Kapingamarangi, Nukuoro, Mapia y otros, podrían seguir siendo legalmente españoles, debido a que no fueron incluidos en el Tratado de París de 1898 ni en el Tratado germano-español de 1899, que transfirieron las posesiones españolas en el Pacífico a Estados Unidos y Alemania, respectivamente.


Los Territorios Españoles en Asia y Oceanía
En su máxima extensión, el Imperio Español en Asia y Oceanía abarcaba un vasto conjunto de territorios administrados desde Manila como parte del Virreinato de Nueva España (1565-1821) y, posteriormente, como provincia española hasta 1899. Estos incluían:

  • Filipinas: El núcleo del imperio en Asia, con Manila como capital.
  • Islas Marianas: Incluyendo Guam, que fue ocupada por Estados Unidos en 1898.
  • Islas Carolinas: Que abarcaban las actuales islas Marshall y Gilbert, consideradas parte de las Carolinas Orientales.
  • Islas Palaos: Situadas al oeste de las Carolinas.
  • Otros territorios: Temporalmente, España controló las Molucas (Ternate y Tidore), el norte de Taiwán (Formosa), partes de Borneo, un protectorado en Camboya, y varios atolones en Melanesia y Polinesia.
Estos territorios formaban parte de las Indias Orientales Españolas, con una administración centrada en la Capitanía General de Filipinas.
La rivalidad con Portugal, marcada por la ambigüedad del Tratado de Tordesillas (1494), impulsó las exploraciones españolas hacia las Molucas, conocidas como las "islas de las especias". La anexión de Portugal a España en 1580 redujo temporalmente esta competencia, pero la independencia portuguesa en 1640 marcó la pérdida de varios asentamientos asiáticos. Durante los siglos XVII y XVIII, el interés español se centró en la búsqueda del mítico continente austral, aunque la presencia efectiva en muchas de estas islas fue limitada debido a la falta de recursos y a la creciente competencia de otras potencias europeas, como Holanda y Gran Bretaña.

La Capitanía General de Filipinas
La Capitanía General de Filipinas, establecida en 1565 con la conquista de Miguel López de Legazpi, fue el núcleo administrativo de los territorios españoles en el Pacífico. Inicialmente dependiente del Virreinato de Nueva España, pasó a ser administrada directamente desde Madrid tras la independencia de México en 1821. Incluía las Filipinas, las Marianas (las Islas de los Ladrones), las Carolinas, las Palaos y partes de Borneo y las Molucas. La capital se trasladó de Cebú a Manila en 1595.
La presencia española en Filipinas frenó la expansión del islam en la región, con acuerdos como el de 1645 con el sultán Kudarat, que permitió la evangelización en Mindanao. La administración evolucionó con el tiempo, pasando de civiles a militares en 1822, y enfrentó desafíos como insurrecciones locales y la guerra con Estados Unidos en 1898, que culminó con la cesión de Filipinas y Guam a Estados Unidos mediante el Tratado de París (1898), marcando el fin de la presencia española en la región, aunque las Carolinas, Palaos y Marianas (excepto Guam) fueron vendidas a Alemania en 1899.
La evangelización fue un pilar clave de la presencia española, con misioneros como los agustinos en Mindanao y los jesuitas en las Marianas. La influencia liberal en el siglo XIX permitió cierta representación filipina en las Cortes españolas bajo la Constitución de 1812, pero las insurrecciones y la guerra hispano-estadounidense culminaron en la pérdida de estos territorios

Las Islas Carolinas y España
Las Islas Carolinas, un archipiélago de casi mil atolones e islas en Micronesia, fueron descubiertas por varias expediciones españolas a lo largo de los siglos XVI y XVII. Navegantes como Magallanes, Álvaro de Saavedra y Ruy López de Villalobos avistaron y nombraron varias de estas islas, que se integraron en la Capitanía General de Filipinas. Sin embargo, la presencia española fue más evangelizadora que administrativa hasta los siglos XVIII y XIX, cuando se establecieron gobiernos y comandancias militares.
Las Carolinas, situadas entre los 5° y 10° de latitud norte y los 135° y 165° de longitud este, al norte de Nueva Guinea y al este de Filipinas, fueron exploradas en rutas hacia las Molucas y en misiones científicas. 
La expedición de Magallanes-Elcano (1519-1522) probablemente avistó algunas de estas islas, mientras que Saavedra tomó posesión de Ulithi en 1528, nombrándola “Islas de los Reyes”. Villalobos, en 1543, nombró varias islas, como Matelotes (Fais) y Arrecifes (Yap). Legazpi, en 1565, descubrió más islas, como los atolones Ailuk y Jemo.
Su importancia estratégica disminuyó en el siglo XIX debido a la debilidad de la Armada española, su remota ubicación y a la dificultad de mantener territorios tan lejanos.


La Crisis de las Islas Carolinas (1885)
En 1885, la soberanía española sobre las Carolinas fue cuestionada por Alemania, que intentó ocupar Yap. España reaccionó enviando buques de guerra y ocupando varias islas, lo que llevó a un conflicto diplomático. El Papa León XIII, como árbitro, dictaminó en el Protocolo Hispano-Alemán de 1885 que España mantenía la soberanía sobre las Carolinas, Palaos y Marianas, dentro de los límites situados entre el Ecuador y los 11° norte y los 133° y 164° este. Este laudo arbitral es clave para la hipótesis de los Territorios Españoles en Oceanía, ya que definió un área más amplia que los archipiélagos cedidos en 1899 a Alemania.
El conflicto reflejó la creciente competencia imperial en el Pacífico, con una Alemania buscando expandir su influencia colonial. La resolución a favor de España fortaleció temporalmente su posición, pero la debilidad interna de España limitó su capacidad para mantener estos territorios a largo plazo.

El Tratado Germano-Español de 1899
Tras el Desastre del 98, España perdió Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Guam en el Tratado de París (1898). En 1899, vendió las Carolinas, Palaos y Marianas (excepto Guam) a Alemania mediante el Tratado Germano-Español. Sin embargo, el tratado no delimitó geográficamente los territorios transferidos, omitiendo varios atolones y arrecifes fuera del archipiélago de las Carolinas, pero que si estaban dentro del laudo de 1885. Emilio Pastor argumentó en 1948 que estas omisiones implicaban que España conservaba la soberanía sobre ciertos territorios, como los atolones de Kapingamarangi, Nukuoro, Mapia y Ulithi (grupo norte), además de los arrecifes de Matador, Corona, Carteret, Phillip, D’Urville e Indiana.
El tratado reservó a España el derecho a establecer estaciones navales en Koror, Saipán, Tinian, Yap y Kosrae, un derecho nunca ejercido. La falta de delimitación geográfica y la exclusión de estos territorios tanto del tratado de 1898 como del de 1899 son la base de la hipótesis de Pastor.

Consecuencias para España
La venta de 1899 marcó el fin de la presencia española en el Pacífico, reflejo de la debilidad política y económica de España tras el Desastre del 98. La falta de interés en mantener estos territorios, considerados de escaso valor económico y estratégico, llevó al gobierno español a no reclamarlos posteriormente, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón y Estados Unidos los utilizaron sin oposición española. La falta de acción diplomática y la percepción de estos territorios como insignificantes contribuyeron al olvido colectivo de la presencia española en el Pacífico.
Reparto de las islas Micronesia en los Tratados de 1888 y 1899

Los Territorios Españoles en Oceanía (TEO)
Los siguientes territorios podrían considerarse como potencialmente españoles, basándose en su exclusión del Tratado de 1899 y su inclusión en el laudo de 1885:
  1. Atolón de Pescadores (Kapingamarangi): Situado a 1°01′30′′-1°06′24′′ N y 154°42′26′′-154°48′42′′ E, este atolón de 33 islotes, con una superficie emergida de 1,1 km², es habitado por unas 750 personas. Su economía se basa en la pesca y la agricultura de subsistencia. Culturalmente polinesio, fue posiblemente descubierto por Hernando de Grijalva en 1536.
    Actualmente forma parte de los Estados Federados de Micronesia.
  2. Atolón de Monteverde (Nukuoro): Ubicado a 3°49′17′′-3°52′32′′ N y 154°54′32′′-154°58′36′′ E, este atolón de 45 islotes tiene una población de 900 habitantes y una economía basada en la pesca, ganadería y agricultura, con un reciente proyecto de cultivo de ostras perlíferas. Descubierto en 1806 por Juan Bautista de Monteverde, su población es polinesia, con el idioma nukuoro relacionado con el de Kapingamarangi. 
    Es una isla remota, sin aeródromo, comunicada por barcos esporádicos.
  3. Atolón de Los Güedes (Mapia): Situado a 0°48′02′′-0°56′30′′ N y 134°16′51′′-134°20′36′′ E, pertenece a Indonesia. Este atolón de cinco islas, (Pegun, Bras, Fanildo, Pequeña Bras y Pequeña Fanildo) con una economía basada en la copra. Fue descubierto por Grijalva en 1537, 
    fue también visitado por exploradores británicos como Carteret. Actualmente cuenta con una base militar naval indonesia y es un destino predilecto para submarinistas. 
  4. Islas de los Reyes (Ulithi): Localizadas a 9°46′33′′-10°05′40′′ N y 139°33′34′′-139°54′36′′ E, este atolón de 40 islotes pertenece a los Estados Federados de Micronesia. Descubierto en 1526 por Diego da Rocha y reclamado por Álvaro de Saavedra en 1528, tiene una población de 773 personas en islas como Falalop, Asor, Mogmog y Fedarai. La economía es agrícola, con cultivos de ñame, papaya y plátanos. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue una importante base naval estadounidense.
  5. Arrecife Matador (O-Acea): Situado a 1°24′29′′ N y 155°14′04′′ E, este bajío coralino, posiblemente emergido en el siglo XVI, fue descubierto por Grijalva. Actualmente está sumergido y es administrado por Micronesia.
    Algunos autores lo confunden con la isla de Kirimati, pero su cercanía a Kapingamarangi (60 km) lo distingue.
  6. Otros Bajíos y Arrecifes (Corona, Carteret, Phillip, D’Urville, Indiana): Estos arrecifes, ubicados entre el Ecuador y los 5° norte, también fueron descubiertos por Grijalva y no se incluyeron en el Tratado de 1899. Corona, situado a 0°56′58′′ N y 139°30′59′′ E, podría ser un bajío sumergido actualmente. Carteret, Phillip, D’Urville e Indiana, son administrados por Micronesia e Indonesia, pero su exclusión del Tratado de 1899 los incluiría en la hipótesis de su posible soberanía española.


  7. Todos estos territorios, descubiertos en su mayoría en 1537 durante la expedición Grijalva, permanecerían en la actualidad bajo soberanía española debido a su exclusión de los tratados de 1898 y 1899. Emilio Pastor, en su libro de 1950, Territorios de soberanía española en Oceanía y otros autores como Antonio Galvão (s. XVI) y Francisco Coello (1852) y geógrafos no españoles como Gouts (1885) y Krieger (1943) respaldarían esta hipótesis, señalando que estos atolones, arrecifes e islas no forman parte de las Carolinas vendidas a Alemania. Sin embargo, España realmente nunca ha ejercido soberanía efectiva sobre estos territorios en tiempos recientes y la intención del gobierno en 1899 fue, muy probablemente, deshacerse de todas sus posesiones en el Pacífico.



En 1949, el gobierno español, bajo el régimen de Franco, consideró este tema en un consejo de ministros pero desestimó reclamar estos territorios debido a la situación internacional y a que Micronesia se encontraba bajo la administración fiduciaria de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.
En 2014, una respuesta parlamentaria reafirmó que España cedió todas sus posesiones en 1899, considerando incoherente reclamar islotes de poco valor. No obstante, algunos autores sostienen que, desde el ámbito del derecho internacional, España podría reclamar la soberanía o negociar el estatus de estos territorios como no autónomos ante la ONU, similar, manteniendo las oportunas distancias geográficas, temporales e históricas, al caso del Sahara Occidental.
La presencia española en el Pacífico, mantenida durante cuatro siglos (algunas de estas islas han sido más tiempo españolas que pertenecientes a otro país), ha sido olvidada en gran medida debido al fuerte impacto social y económico del Desastre del 98 en una desmoralizada y humillada España, pero su estudio es vigente y muy relevante en el actual contexto del creciente interés geopolítico por la región del Indo-Pacífico.
Mas información aquí:
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